Los cambios tributarios que analiza la Nación podrían incluir una alícuota especial del 20 por ciento que también alcanzaría a la cerveza.
Los rumores son fuertes y al parecer la reforma tributaria que pondrá sobre la mesa el miércoles el gobierno nacional viene con un impuesto para las bebidas alcohólicas, en este caso, el vino.
Si bien no hay confirmación, la pelota ya se echó a rodar, las cámaras que nuclean al sector salieron con los tapones de punta y analizan cómo deberían actuar en caso de que se concrete este gravamen.
En teoría, la idea de la Nación es colocar a los vinos un impuesto interno del 20 por ciento, lo mismo sucedería con cerveza que aumentaría su gravamen al del 8,7 por ciento al 20 por ciento.
De concretarse esta propuesta, desde el sector vitivinícola aseguran que sería una sentencia de muerte para la actividad, que este año no logrado buenos números.
Es que, según el último reporte del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las ventas en el mercado interno, entre enero y setiembre, cayeron 5,1 por ciento, mientras que las exportaciones bajaron 6,8 por ciento.
La razón general que esbozan los actores del sector, son los altos costos, en donde se incluyen dos años de baja cosechas, con stocks limitados que presionaron a la materia prima.
En general, la industria ha tenido que actualizar sus valores en góndola por encima de la inflación y eso ha hecho que el consumidor retraiga su demanda.
