Senado: el PJ avisa que va a negociar con Macri

Miguel Pichetto y Federico Pinedo se mostraron juntos en un desayuno con economistas. El jefe del bloque peronista acusó a Cristina de Kirchner de dividir al partido y de provocar la derrota nacional.

Miguel Angel Pichetto inauguró ayer, antes de que Cristina de Kirchner asuma en el Senado, la segura banca que logrará (gane o pierda) en las elecciones de octubre, la próxima interna justicialista; al acusar a la expresidenta de ser la causa de la derrota el domingo pasado y prometiéndole a parte del «Circulo Rojo» que le dará al Gobierno la posibilidad de discutir en la Cámara Baja las reformas más importantes que se le reclaman al Ejecutivo. Pichetto dio su palabra a unos 80 representantes de algunas de las empresas más importantes del país, a representantes de organismos financieros internacionales, embajadores y políticos en general; que se comprometerá para negociar con el Gobierno de Mauricio Macri, a tratar las reformas impositiva, previsional y laboral; además de los presupuestos que se necesiten para gobernar en los últimos dos años de la actual gestión de Cambiemos y no bloquear la discusión de cualquier tema económico que amerite su gestión. Hasta aseguró que está dispuesto a discutir la política tarifaria de los servicios públicos unos de los temas tabú que la ex presidente quiso bombardear en la campaña para las PASO. Abrazando a su colega en el Senado, Federico Pinedo, y a su par de Diputados, Eduardo Amadeo, el legislador, que alguna vez fue la espada de Néstor y Cristina en algunas de las legendarias batallas más épicas del kirchnerismo en el Congreso, dio ayer oficialmente el inicio a la etapa más combativa contra su antigua jefa.

Pichetto fue uno de los tres invitados por la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para la Nueva Argentina (FEPESNA) para uno de los tradicionales desayunos de trabajo que la entidad organiza en el hotel Savoy. En esta oportunidad, el temario era un análisis de las elecciones legislativas del domingo pasado, y un debate sobre el próximo escenario político en el Congreso Nacional. Pichetto compartía cartel con la dueña de casa, Laura Velásquez, Presidente de FEPESNA, con Federico Pinedo y el consultor Carlos Fara. No estaban solos. En el auditorio de unas 80 personas, escuchaban y en parte se sorprendían por la artillería pesada del senador por Río Negro, José Luis Manzano, el juez Claudio Bonadio, el diputado de Cambiemos Eduardo Amadeo; el empresario Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores Argentina (CERA), el embajador chino en Buenos Aires Yang Wanming, el padre Carlos Accaputo, presidente de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires y mano derecha y política del papa Francisco y reconocido militante «antigrieta», el politólogo Fabian Calle.

La perfomance de Pichetto tuvo dos momentos. El primero, al hablar desde la formalidad del sillón que se le había preparado en el escenario del Savoy. Allí destiló toda su verba acusadora a Cristina de Kirchner como la mariscal de la derrota del domingo. Si había alguna duda sobre cómo será la relación de la expresidente, devenida en senadora, con quienes estarán sentados a su alrededor en el Senado, Pichetto se encargó ayer de despejarla.

«Hay un dicho que dice que un general no debe dividir a un Ejército frente a una gran batalla. Y la señora dividió al Ejército. Si hubiésemos dado la Primaria en el marco del peronismo hoy estaríamos computando 35 puntos más 5», ironizó Pichetto ante quienes quisieran escucharlo, echándole la culpa a la expresidente por la mala perfomance nacional que el vivió el peronismo en la PASO del domingo pasado.

El rionegrino es, hace tiempo, quizás uno de los enemigos políticos de Cristina de Kirchner mas ejercitados. Tiene sus razones: los Kirchner le complicaron hasta el hartazgo la interna peronista en Río Negro mientras él , como presidente del bloque oficialista en el Senado por entonces, les garantizaba la aprobación de todos los proyectos que pedía la Casa Rosada. La mano de Pichetto para lograr esa tarea no se vio exclusivamente en imponer el número en las votaciones, sino también en negociar, en un rol de cuasigerente general del bloque PJ, el voto que algunos gobernadores del propio peronismo le retaceaban, sobre todo a Cristina de Kirchner, por las innumerables cuitas que mantenían con una Casa Rosada que pretendía domesticarlos.

La platea que miraba al jefe del bloque peronista pudo escuchar como él acusaba al Gobierno de Cristina de Kirchner de haber construido «una estructura con una visión de izquierda tipo PC» bien alejada del ideario peronista.

«Esto está plasmado en el pensamiento duro que rodea a la ex presidenta, en el que prevalece un Carlos Zannini, y que se caracterizó en el cierre de la economía, en Kicillof en el Ministerio de Economía, el cepo y el no pago a los holdouts que además contradijo una política de desendeudamiento que Néstor Kirchner llevó adelante», decía ayer Pichetto ante el asombro de la concurrencia.

Para Pichetto «ni siquiera es sustancial» dilucidar si Unidad Ciudadana, «ganó por un punto» en las PASO: «Lo central es que el PJ está en una de las peores crisis desde la recuperación democrática. Hemos perdido en provincias clave como Córdoba»,

Terminado el evento formal, el senador justicialista tuvo un breve aparte con alguno de los concurrentes, en su mayoría hombres de empresas y finanzas que querían de primera mano conocer la profundidad de la embestida pichettista contra la expresidenta y que tan seria era su promesa de negociar en el Senado con el Gobierno. El legislador no anduvo con vueltas. Abrazando a Pinedo y señalándolo como un muy buen representante de la clase política que debe prevalecer en la batalla «contra la grieta»; aseguró que si el macrismo está dispuesto a discutir los contenidos, las tres reformas más importantes reclamadas desde el «Circulo Rojo» serían atendidas. No profundizó pero coincidió en que el país necesita discutir un sistema impositivo, laboral y previsional y que ningún tema sería rechazado de plano; pero siempre que Cambiemos esté dispuesto a negociar y a cambiar contenidos imposibles de avalar. Se mencionó que en la reciente visita del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, desde el exterior se reclamaban estas reformas. Pichetto habló de la coincidencia en la visión y en la necesidad de que el temario sea discutido abiertamente. Coincidió que cualquiera de los capítulos a discutir tendría en el Senado a la expresidenta como la principal censora y acusadora de justicialistas avalantes de «ajustes»; Pichetto lanzó un «seamos serios».

Muchos de los concurrentes se apresuraban al final del evento para enviar el mensaje de Pichetto vía WhatsApp, con emoticones y sonrisitas compacientes. Algún travieso también envió los mensajes a antiguos compañeros de ruta de Pichetto en el Senado, aún hoy militando con Cristina de Kirchner, aunque la expresidenta lo niegue en público.

Fuente: Ambito.com

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