Por Miguel Montoya Jamed
El Dominio, ese, que denominamos “Universidad Pública”, y cuanto atraviesa a quienes lo Habitan. O sea: aquel Dominio que nombramos Universidad Pública y el suceder en él, es todo hostil para el “gobierno” “que está”. Es: en oposición a su perversidad de mercado y a su modo de ignorar lo que ignoran.
Tengamos presente, que: en lo público se desarrolla el Sujeto, por lo tanto: en lo público debe estar vigorizada la Razón. Vigorizada en cada Sujeto-haciéndose-Sujeto, y por lo tanto en la construcción de la Intersubjetividad. Eso es, en la construcción de la Sociabilidad.
Lo hostil para este “gobierno” “que está”, es la Otroriedad, que es lo Universal: El “Hombre” se humaniza al crear, construye su “en” para “ser en”. El “Hombre” debe trascender la Naturaleza sin provocar en él un Desarraigo. La trasciende en el Discurso y la Creación. El Mundo trascendental es el mundo trascendido, determinado por el hombre. El Mundo con el discurso del “Hombre”, el Mundo con el habla. “El habla es la morada del Ser” – Heidegger.
El reconocimiento en el Otro y con el Otro, le es hostil a este “gobierno” “que está”. Entonces le es hostil el suceder en “lo Público”.
Lo dice con vehemencia cuando expone su inherente perversidad y su modo de ignorar lo que ignoran, cuando condena u objetiviza la “Justicia Social”, que conforma la significación de la Sociabilidad y de la Propiedad Social.
Todo esto, el Sujeto lo construye en el Dominio Público.
Lo hostil para este “gobierno” “que está”, es lo Público.
A la oposición a la Racionalidad, la sostiene como dogma, entonces: lo que le significa “publico”, como la “Educación y la Formación”, la “Salud” y la “Propiedad Social”, lo remiten en permanencia a su “estado de deterioro psiquiátrico de perversidad en hostilidad”, en su “modo de ignorar lo que ignoran”.
Entonces, en el desprecio por el Dominio Público, el “gobierno” “que está”, profundiza, fortalece, encuentra su “comodidad” en la “Sociabilidad basura”
Sociabilidad basura
La democracia significaría a la convivencia. Es un sistema de convivencia hecho con una composición de signos. Y los individuos tenemos una cotidianeidad intervenida por signos para construir una significación de Tranquilidad y de Libertad.
Intervención de mierda cuando los signos son hechos con las camas de cartón que hombres y mujeres tienden en los umbrales para dormir en las calles. Y cuando los niños van a la escuela por necesidad de merendar y no para el ejercicio de pensar. El mismo carácter tienen los que son hechos con la indiferencia del gobernante. Se establece un modo de relación entre los individuos y las instituciones, en una mezcla de autoritarismo, disciplinamiento, esterilidad, objetivación y complacencia, que conforma un “sentido común” a funcionarios e individuos, estos: dichos ciudadanos.
El carácter de común con que se construye, reconstruye y circula ese “sentido” entre los individuos, es lo simbólico que genera los símbolos que definen la existencia de los cargos públicos y representan a los funcionarios.
La relación entre la significación y sus soportes, imágenes o figuras, es el único sentido preciso que se puede atribuir al término “simbólico”. Según Castoriadis.
La convivencia social es una relación entre símbolos e individuos.
La construcción de ese sentido común, es posible por la dogmatización de ambos polos de la relación, que provoca sometimiento de la razón, y sometimiento de la voluntad a una estructura piramidal de “autoridad natural”.
Unos son investidos de dicha autoridad para someter, otros son investidos de dicha autoridad para someterse.
