Por Carina Jofré
Este 12 de octubre de 2025, la Casa Rosada difundió un video que, según tituló en sus redes sociales oficiales: “conmemora la llegada de Colón a América como símbolo de progreso y civilización para la humanidad”. Todos los medios han titulado a este gesto “como polémico” pero, llamativamente se atuvieron a reproducir el video poniendo entre comillas transcripciones de las partes cuestionadas, aunque no se analiza ni profundiza en qué consiste la polémica. Esta es una demostración de cómo se construye el relato público y mediático en la Argentina de Milei.
Para iniciar un repaso del asunto hay que decir que actualmente de manera oficial en la República Argentina el Decreto 1584/10, por el cual se cambió el nombre del 12 de octubre al “Día del Respeto a la Diversidad Cultural” sigue vigente. No hubo ningún acto administrativo del actual Gobierno Nacional que haya derogado el decreto, ni se ha propuesto otro proyecto alternativo fundamentándolo. Es decir que la decisión de volver a la antigua denominación del “Dia de la raza” para esta fecha, simplemente ha sido una decisión del Gabinete del Gobierno Nacional que, desde Casa Rosada, emitió comunicados refiriéndose a la fecha como “Dia de la raza”. De una forma caprichosa, sin fundamentación mediante ni búsqueda de resortes administrativos que lo avalen, el Gobierno de Javier Milei decide su “relato de la historia”.
En la potente carta pública titulada “Milei ante la Historia Argentina” divulgada el 9 de marzo de 2024 por un grupo de reconocidxs historiadores argentinxs que expresaron su posición frente a una “retórica agresiva, clasista y regresiva” que tergiversa la historia nacional, se planteó con claridad que el Gobierno de Milei “utiliza el pasado como ariete” (…) Y advirtieron: “Al usar el pasado como herramienta, Milei no es original; ni siquiera en su forma autoritaria y radical de interpretarlo. Pero nos obliga a confrontarlo”. Milei nos obliga a confrontar las interpretaciones del pasado y aquí estamos debatiendo la importancia de dar pelea. Se trata de otro gesto autoritario al que nos tiene ya acostumbrados/as este gobierno, sin embargo, no por eso debemos dejarlo pasar sin antes detenernos a analizar sus estrategias retóricas, gestos e inconsistencias. Repasemos un poco la historia de la fecha y sus cambios de interpretación a lo largo de los años.
Originalmente la fecha es una conmemoración nacida en la propia España y se celebra desde el año 1914. La idea fue propuesta un año antes por el ex ministro español, en aquella época presidente de la Unión Ibero-Americana, Faustino Rodríguez-San Pedro. La fecha pretendió conmemorar la empresa colonizadora iniciada por España en siglo XV a partir de la celebración del desembarco de la flota española comandada por Cristóbal Colón en las Islas Guanahani, hoy conocidas por las Islas Bahamas, hecho ocurrido el 12 de octubre del año 1492. Desde la perspectiva adoptada por España en la primera mitad del siglo XX, se intentaba imponer la ideología conquistadora reforzando el relato “del descubrimiento de América”, exaltando además la figura de Cristóbal Colón como héroe (hombre, marino mercante, español) de la épica civilizatoria patriarcal de Occidente. Recién en el año 1918, una Ley promulgada por el Rey Alfonso XIII de España, convirtió a esta fecha conmemorativa en una fiesta nacional para aquel país.
Mientras que, en la República Argentina, el 12 de octubre fue declarado día de fiesta nacional a partir del año 1917, bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen. Y aunque el decreto redactado en aquella oportunidad no le otorgaba un nombre específico, la fecha adquirió su nombre a partir de la difusión de la prensa de aquella época, la cual retomó los contenidos ideológicos del origen de la celebración en España adquiriendo el nombre del “Dia de la Raza”, en alusión a un “supuesto encuentro de razas” propio de los relatos de mestizaje que abonaron el pensamiento de la época. Años más tarde, un sacerdote español residente en Buenos Aires, llamado Mons. Zacarías de Vizcarra, propuso cambiar el nombre de la celebración española por “Día de la Hispanidad”. En España, esta nueva denominación fue paulatinamente reemplazando a la anterior, aunque no ocurrió lo mismo en países sudamericanos. Finalmente, en el año 1958 este cambio de nombre fue oficializado por decreto de la Presidencia del Gobierno de España, mientras que en Argentina siguió denominándose “Dia de la Raza” hasta el año 2010.
Vale la pena recordar también la coyuntura histórica de país en que el cambio de nombre de la fecha conmemorativa ocurrió. Esto sucedió en un contexto de revisión critica de la historia nacional y que también incluyó algunos gestos, aunque tímidos, de reconocimiento estatal de etnicidades indígenas ahora enunciadas bajo el relato global multicultural de las “diversidades”, muy en boga por esos años. El Decreto 1584 fue emitido en el contexto de los festejos del bicentenario argentino en el año 2010, aunque fue gestado tiempo antes a partir del año 2007, cuando el Consejo Federal de Políticas Públicas Antidiscriminatorias desarrollado en Buenos Aires, y apoyado en un proyecto impulsado por el INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), en ese mismo año propuso cambiar el nombre a la conmemoración del 12 de Octubre por el «Día de la Diversidad Cultural Americana». La propuesta del INADI se inscribió en la línea de la recomendación Nº 84 del «Plan Nacional Contra la Discriminación» que recomendaba «transformar el 12 de octubre en un día de reflexión histórica y de diálogo intercultural». Lastimosamente, tanto el INADI como su “Plan Nacional Contra la Discriminación” fueron eliminados del organigrama del Estado Nacional a la llegada de Javier Milei al cargo en el Ejecutivo Nacional, en una oleada de más de 70mil despidos de puestos de trabajo en distintas reparticiones estatales.
En el año 2010, en los festejos del bicentenario nacional se llevó a cabo la marcha indígena más grande realizada hasta el momento en Argentina, bajo la consigna «Caminando por la Verdad hacia un Estado Plurinacional». La multitudinaria marcha de los Pueblos Originarios, ocurrida el 20 de mayo de 2010 salió en distintas columnas desde La Quiaca (Jujuy), Resistencia (Chaco), Mendoza y Neuquén, movilizando más de 15mil personas y más de 30 Pueblos y Naciones hacia la Casa Rosada, llevando demandas claras y enfáticas al gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Las demandas incluyeron puntos determinantes como:
-Restitución a los Pueblos Originarios de “tierras aptas y suficientes en manos del Estado” (por ejemplo, en manos del Ejército, de universidades o de Parques Nacionales), que se otorguen títulos de propiedad de los territorios comunitarios indígenas y que se cumpla con la ley de relevamiento territorial aprobada hace cuatro años y hoy “frenada por los gobernadores para proteger los intereses de terratenientes y empresarios”.
-El reconocimiento oficial de las lenguas indígenas, para que se enseñen en los colegios, la creación de universidades y centros de estudios propios. Eliminar del calendario nacional el feriado oficial del 12 de octubre, incorporando en su reemplazo las fechas sagradas de los Pueblos Originarios.
-Protección para los glaciares, y la creación de un Tribunal de Justicia Climática y Ambiental que ponga el cuidado del medio ambiente “por encima del Código de Minería, de la destrucción de los desmontes y el avance de la industria sojera” y que se derogue el Código de Minería vigente.
– La creación de un fondo específico para el desarrollo de las comunidades.
Al repasar aquellas demandas y el contexto de los debates políticos indígenas sobre la historia y los sesgos de la memoria publica de aquellos días (hace 15 años), parece que habláramos de una “Argentina perdida”, en donde era posible caminar por las calles sin miedo a la represión y con orgullo en el ejercicio de nuestras diferencias para la ampliación de horizontes utópicos.
Esta “falsa” restauración del 12 de octubre como el “Dia de la Raza” en la Argentina del 2025 no es más que otro gesto autoritario de este gobierno de “las falsas libertades” que nos ha quitado toda dignidad, precarizando nuestras vidas, endeudando nuestras familias y comunidades, pauperizando nuestros salarios, coartando la libertad de expresión, suprimiendo derechos básicos a la educación y a la salud.
Este gesto autoritario de imposición de una verdad histórica racista y colonial es también un acto de desconocimiento de un decreto firmado con la mano de Cristina Kirchner, un repudio a todo lo que el progresismo popular y la justicia social representó en este país. También, al mismo tiempo, es un gesto de desprecio hacia las formas de decoro de las instituciones del Estado que detestan. También es otra parodia de un gobierno que inventa y promueve escándalos y polémicas cuando necesita que el grueso del colectivo social mire hacia otro lado. Justo a tiempo cuando la Casa Blanca le cede en crédito 20mil millones de USD a Javier Milei para encarar las elecciones de medio término, hablamos de un video efímero que quiere reinstaurar la ideología de dominación que representó el proyecto civilizatorio de la Europa del siglo XV sobre Abya Yala. Efectivamente para Milei el pasado es una maquinaria militar, un ariete con el que intenta perforar las certezas del presente y las esperanzas del futuro. Pero aquí estamos confrontando sus versiones del pasado desenmascarando un presente de pobreza, hambre, desigualdad y crueldad.









