Las cifras surgen de un relevamiento en 11 provincias. El 80 por ciento dice que se siente insegura en la calle. Y 4 de cada 10 cuentan que sufrieron algún tipo de abuso en el colectivo.
ocinazos, silbidos o un comentario inapropiado. Esas son sólo algunas formas de acoso callejero que, según un relevamiento difundido ayer por la agrupación Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), sufrió a lo largo de su vida el 93% de las argentinas. Cruzar de vereda para evitar este tipo de episodios es una estrategia que dijo tomar el 83% de las encuestadas.
Los resultados del trabajo del que participaron 1.300 argentinas de 11 provincias muestran, además, que las mujeres caminan con miedo.
Un 63 por ciento manifestó sentirse insegura al circular solas por la vía pública y otro 17 por ciento dijo que la situación le generaba mucha inseguridad. Para el 84 por ciento el panorama más complejo se vive por la noche.
Contra esto, muchas optan por evitar lugares oscuros, alejados, aislados o con poca gente 90 por ciento y deciden salir acompañadas de otra mujer, 80 por ciento, o de un hombre 78 por ciento. A su vez, la mitad señaló que intencionalmente usa ropa que no llame la atención en busca de que no la acosen.
Esto tiene que ver con que, en muchos casos, los episodios tomaron formas más extremas. El 45% de las encuestadas dijo que la siguieron, al 36% algún varón la tocó o le mostró sus genitales en la calle y otro 17 por ciento dijo que un hombre se masturbó frente a ellas en el espacio público.
Raquel Vivanco, coordinadora nacional de Mumalá, agrupación de mujeres del movimiento Libres del Sur, explica que existen diferentes tipos de acoso y que, en todos los casos, se caracterizan por una «interacción no consensuada».
En la Ciudad ya es considerado una contravención, aunque se denuncia poco y nada. Y según cuenta Vivanco, a nivel nacional, se está avanzando: hace dos semanas tuvo media sanción la ley que propone incorporar el acoso callejero como una forma más de violencia contra las mujeres. «Creemos que es importante que se considere un derecho en todo el país para que las mujeres tengamos la posibilidad de reclamarlo», afirma Vivanco.
Según Ada Rico, presidenta de la asociación civil La Casa del Encuentro, «el acoso en la vía pública es la punta de un iceberg, un micromachismo que tiene que ver con la cosificación de la mujer y con la idea del varón de que puede decir o hacer lo que quiera con una chica».