El Parlamento alemán aprobó la legalización del matrimonio igualitario con más de 160 votos de diferencia, en una polémica sesión en la que la canciller Angela Merkel votó en contra de la normativa y los socialdemócratas que la respaldan decidieron romper el acuerdo de coalición con los conservadores, a tres meses de las elecciones generales.
Ante esta postura Merkel pidió el lunes pasado tomar una «decisión a conciencia», en tanto el SPD insistió en forzar una votación esta misma semana, sin esperar a los comicios del 24 de septiembre.
La canciller tras calificar de «triste» la situación, dio libertad de voto a sus diputados e introdujo una tarjeta roja en la urna colocada en el centro del plenario en rechazo a la ley. «Para mí el matrimonio, en la Constitución, es el matrimonio de un hombre y una mujer y por eso no he apoyado el proyecto», señaló la mandataria a la prensa luego de la aprobación considerada “histórica” por los activistas que llenaron las tribunas del Bundestag.
El proyecto respaldado por los diputados del SPD, de La Izquierda y los Verdes, y algunos miembros de la bancada conservadora, permitieron que el SPD sume un punto importantísimo en la precampaña electoral, mientras que Merkel recibió críticas de su propio partido.
«Esta decisión quizá no es buena para la coalición, pero es buena para las personas, y buena para el Parlamento», manifestó el portavoz socialdemócrata, Thomas Oppermann, quien rechazó que sea necesario reformar la Constitución alemana, como esgrimen sectores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y de su ala bávara, la Unión Socialcristiana (CSU).
El líder del grupo conservador, Volker Kauder, se convirtió en portavoz de quienes defienden el matrimonio tradicional y denunció el «oportunismo político» de sus socios.
«Personalmente nunca pondré mi firma en algo que represente el matrimonio para todos, por motivos de conciencia», declaró antes de expresar dudas sobre la constitucionalidad de la norma al entender que la concepción cristiana del matrimonio está protegida en la ley fundamental alemana.
Desde su mismo partido, el diputado Jan Marco Luczak subió a la tribuna para defender el «sí» al proyecto, respaldado, según las encuestas, por una amplia mayoría de la población.
Los discursos más duros los protagonizaron la diputada Erika Steinbach, que abandonó el partido de Merkel por su política de asilo y hoy la acusó de haber abierto la puerta a un proyecto que «contradice la Constitución»; y el socialdemócrata Johannes Kahrs, quien es homosexual y, casi gritando, reprochó a la canciller haber discriminado durante años a los gays y lesbianas.
En 2000 Holanda fue el primer país en aprobar una ley que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo; en junio de 2003 Bélgica siguió su ejemplo y luego lo hicieron Canadá, España y Sudáfrica en 2005.
En 2010, Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano en aprobar el matrimonio igualitario, seguido en 2013 por Brasil y Uruguay, así como Nueva Zelanda, Francia y Reino Unido (Inglaterra y Gales, y dos años más tarde en Escocia).