Un supuesto llamado al 911 por un auto que andaba con música alta terminó en una violenta persecución y finalmente, el acribillamiento de dos chicos que salieron a divertirse. Otra caso más de gatillo fácil.
Una desenfrenada persecución policial terminó con la vida de David Ezequiel Campos, quien era el dueño del auto y viajaba como acompañante, y Alejandro Emanuel Medina, quien iba al volante. David tenía 28 años, un hijo, trabajaba en una fábrica de muebles y unos meses atrás había logrado comprar en cuotas el auto que terminó estrellado al ser embestido por un móvil policial y con una gran cantidad de impactos de bala.
La versión oficial indica que la persecución comenzó en un control de rutina en la esquina de Grandoli y Gutiérrez, zona sur de Rosario, cuando supuestamente los jóvenes no se detuvieron y una patrulla del Comando Radioeléctrico comenzó una persecución a la que se sumaron agentes de la Policía Motorizada. La versión de que se trataba de un auto robado y de que hubo intercambio de disparos fue refutada rápidamente por testigos y familiares de los jóvenes.
La policía disparó a mansalva, y a favor de la verdad de lo ocurrido, el diario Página 12 publicó uno de los primeros audios que comenzó a circular el viernes entre los propios hombres de la fuerza, apenas un rato después del fusilamiento: «18 vigilantes. No eran cacos, eran dos vagos que volvían de bolichear, estaban pasados de rosca, los quisieron identificar y les tiran el auto encima y se dan a la fuga. Empieza la persecusión y los recagan a tiros en todos lados y los terminan de rematar en Arijón y Callao. El chofer tiene al menos 13 disparos y el otro tiene como cinco. El cagadón del siglo se mandaron”, era el contenido del audio.
Lo cierto es que nuevamente agentes de la Policía de Acción Táctica (PAT) y del Comando Radioeléctrico son noticia por acribillamientos a jóvenes en persecusiones por supuestos delitos cometidos por las víctimas, que testigos desmienten.
Uno de los casos emblemáticos es el de Ivan Mafud de 26 años, trabajador metalúrgico y padre de cuatro niños, que el 8 de septiembre de 2014 fue asesinado por policías que fraguaron las actas aludiendo a una supuesta persecución y plantaron armas a la víctima. Son 15 los efectivos acusados: siete presos por homicidio calificado y los restantes que estaban acusados por sustraer dinero de la víctima, adulterar la escena y falsificar el acta, están en libertad. Aún el asesinato de Iván continúa impune como también el de Jonatan Herrera, Franco Casco, Gerardo Escobar, Maximiliano Zamudio, Alejandro Ponce, entre tantos otros. Todos ellos casos emblemáticos de la violencia institucional y el gatillo fácil a manos de la Policía santafesina. En la provincia que lidera el ranking de gatillo fácil, volvió a suceder una persecución que termina con el fusilamiento de dos jóvenes.
Fuente: La Izquierda Diario