La directora de una escuela porteña fue finalista en el Global Teacher Prize, el mayor reconocimiento mundial a los docentes. En marzo viajó a Dubai al acto de premiación. Ahora, el Ministerio le descontó los días del sueldo. Tras los repudios, dijo que fue un «error».
Silvana Corso es directora de una escuela con población mayoritaria del barrio conocido como Fuerte Apache, en Ciudadela. Su tarea docente está centrada en la integración de chicos con discapacidades, con el foco puesto en que no abandonen los estudios. Lo logra en niveles importantes. Por su trabajo, fue elegida entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize, una especie de Premio Nobel de la Educación. En marzo, viajó a Dubai a la ceremonia de la premiación. Ahora, el Ministerio de Educación de la ciudad le descontó del sueldo los días en los que se ausentó por ese viaje.
La directora de la Escuela Media N° 2 Rumania, del barrio porteño de Villa Real, dio a conocer a través de las redes sociales que le descontaron los seis días que faltó a su trabajo para recibir el reconocimiento.
«¿Y si te cuento que el viaje a Dubai por el Global Teacher Prize me lo van a descontar? Hoy me avisaron que el Ministerio (de Educación) rechazó mi licencia, estuve solo los 4 días del evento más las 20 horas de viaje (20 de ida y 20 de regreso). Sin comentarios…», escribió en su muro de Facebook Silvana Coro, quien no quiso hacer más declaraciones sobre lo sucedido.
Enterado por las críticas que se viralizaron en las redes, el Ministerio de Educación apeló al manual macrista para neutralizar escándalos: dijo que se trató de un «error», en este caso «administrativo», y anunció que será subsanado. «Le vamos a devolver el dinero, de ninguna manera se le va a descontar», afirmó una fuente de la cartera educativa porteña a Télam, que encuadró lo ocurrido en «un error administrativo en la resolución que se hizo para la otorgarle licencia». La fuente, no especificada por la agencia, indicó que «no fue un error de la docente sino nuestro y ya se están administrando los mecanismos para la devolución de eso».
A la escuela Rumania asisten unos 70 chicos con diferentes tipos de discapacidad provenientes de sectores vulnerables. Entre los 530 alumnos del establecimiento, hay adolescentes con parálisis cerebral, síndrome de Down, trastornos del espectro autista, esquizofrenia y espina bífida.
La gran mayoría del alumnado vive en el barrio Padre Carlos Mugica, antes llamado Ejército de los Andes, el asentamiento que se encuentra del otro lado de la avenida General Paz, en el partido de Tres de Febrero.
Aunque finalmente no ganó el premio mayor, Corso es la tercera persona de nacionalidad argentina en integrar el grupo de los 50 preseleccionados: el año pasado estuvieron en la misma situación las docentes Graciana Goicoechandia e Inés Bulacio. Fue seleccionada junto a otros 49 colegas de 37 países entre 20.000 postulantes.
En una entrevista publicada en este diario el 19 de diciembre pasado, Silvana Corso contó la historia del proyecto: «Alberto Lamota fundó la escuela en 1990, un tipo militante. El planteó los disparadores de la imaginación, que en esta escuela de los ‘negros’ vamos a mostrarles que ellos pueden. El laburo social es muy fuerte. En las mejores escuelas tiemblan porque no saben si los quintos te rompen todo o en algunas escuelas privadas salen a la calle, queman gomas, hacen escándalo. Nuestros chicos no se quieren ir de la escuela… Nuestro trabajo principal es primero y segundo año, en primero es donde les vamos dando las herramientas de una nueva cultura. Para ellos es sorprendente, alumnas madres, chicos con discapacidad severa, con parálisis cerebral, síndrome de Down, chicos que se arrastran por el piso, también tenemos casos psiquiátricos… así ellos aprenden a valorar, encuentran que todos tenemos algo para aportar en esto y no se quedan con la discapacidad como un déficit, no miran al compañero como un déficit sino con todo el potencial que tiene para dar dentro de la escuela».
Este diario le preguntó entonces cómo se manifestaba en los alumnos el cambio de la política económica implementada por el macrismo. «Nos está costando más retener a los chicos, este año fue caótico para nosotros –señaló–. Pedimos que nos aumentaran las viandas porque los chicos salen de las aulas corriendo. La vianda es un sándwich, una barra de cereal que no es de marca y una fruta. Antes quedaba vianda y vamos juntando para que se puedan llevar a las casas. Muchos tienen que salir a trabajar y faltan porque no tienen para viajar. En el invierno nosotros tuvimos una parte con la calefacción sin andar, nos calentábamos al sol. Los alumnos con campera dentro del aula… Hicimos los reclamos y aceleraron porque en un evento yo lo dije, pero la vianda siempre fue igual, las bolsitas se llevan para las casas.»
Fuente: Página 12