El republicano logra el botín de los minerales estratégicos de Ucrania, no se compromete a defenderla en la guerra actual y sigue forjando su pacto de superpotencias con Putin.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cede ante Donald Trump y acepta compartir la explotación de las reservas de minerales estratégicos de Ucrania, sin que el presidente estadounidense le garantice su ayuda militar para evitar una previsible derrota en la actual guerra. Trump consigue así el mayor de los botines sin perder un solo hombre en combate (al menos oficialmente) y prosigue sus negociaciones con Rusia, de las que Ucrania y Europa están excluidas.
Tal exclusión parece lógica si, por una parte, se está tratando de limar las profundas diferencias que hay entre Rusia y EEUU al mejor estilo de la Guerra Fría, y, por otra, si lo que se está considerando es cómo asumir la derrota de facto de Ucrania en la guerra que comenzó hace tres años con la invasión.
Con la pérdida del 20% de su territorio bajo la bota rusa (que podrá ser más, si continúa la guerra) y la obligación de compartir con Estados Unidos la explotación de sus más valiosos recursos minerales, incluidos los hidrocarburos, Ucrania se prefigura como la principal perdedora de esta guerra.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no quiere aparecer como el líder que ha vendido su país a cambio de vagas promesas de seguridad y sin el compromiso de EEUU de seguir prestando ayuda militar a Ucrania cuando la guerra está aún lejos de concluir. Por eso, Zelenski sigue insistiendo en que Ucrania necesita esas garantías mínimas de cara a la firma del documento final.
Trump da por hecho el acuerdo e incluso anunció que Zelenski acudirá a Washington este viernes para firmar el trato. Por si acaso, la Casa Blanca también ha advertido a Kiev sobre cualquier cambio de posición de última hora.
Dudas de última hora de Kiev
Tras las aparentes dudas de Zelenski, puede que esté un simple intento de regateo para obtener mejores condiciones en el acuerdo, pues evidentemente quien gana es Estados Unidos. Ucrania queda supeditada económica y políticamente por muchos años a lo que decida Washington en ese ámbito de las tierras raras (necesarias para las altas tecnologías), el uranio, el titanio, el níquel, el hierro, el carbón e incluso el gas y el petróleo.
El acuerdo establece que el 50% de los beneficios de la explotación de los recursos naturales de Ucrania aún por extraer, especialmente esos minerales considerados críticos y estratégicos, se destinará a un fondo de inversión conjunto sobre el que EEUU y sus empresas que tomen parte en el negocio tendrán un mayor poder de decisión que la parte ucraniana. Ese fondo servirá para hacer inversiones en la economía ucraniana. Es decir, más negocio para los estadounidenses.
El documento final, que en principio ha sido aceptado por Kiev, pese a las reticencias de última hora, excluye condiciones incluidas en borradores anteriores presentados por EEUU que preveían que la contribución al fondo debía alcanzar el medio billón de dólares como pago por todos los miles de millones que Washington ha entregado a Ucrania para enfrentarse a la invasión rusa.
Ayuda que no se reduce a las armas y el dinero entregados desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022, sino que se remontan al menos hasta 2014, cuando los servicios de inteligencia de EEUU ayudaron a echar a los prorrusos del poder en Kiev y el Pentágono comenzó a armar al ejército ucraniano. E incluso antes, desde la caída de la URSS en 1991, cuando ya los planes de EEUU contemplaban en Ucrania una posible palanca para debilitar a Rusia.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/