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A 22 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas

Reconocido por su ética laboral, el periodista se convirtió en un símbolo de lucha contra la censura y la corrupción.

Este viernes 25 de enero se cumplen 22 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas en Pinamar, quien, al servicio de la revista Noticias, dio a conocer el rostro del empresario y socio privilegiado del menemismo Alfredo Yabrán.

“No nos olvidamos. No lo hicimos antes, tampoco ahora que las razones se multiplican al compás del recrudecimiento de las políticas neoliberales. La reducción presupuestaria en salud y educación, el desmantelamiento de las empresas estatales, los crecientes despidos y la precarización laboral, la devaluación, la inflación y los sucesivos tarifazos redundan en el enriquecimiento obsceno de los CEOs que ocupan los cargos gubernamentales y de los amigos del poder. Mientras tanto, la resistencia del pueblo contra estas políticas opresivas se soslaya acudiendo a la manipulación mediática, a la justicia cómplice e, incluso, a la represión”, expresaron a través de un comunicado desde el Sindicato de Prensa Rosario (SPR).

“José Luis Cabezas nos convoca hoy más que nunca a fortalecer los lazos y a organizarnos como trabajadorxs para redoblar esfuerzos y garantizar -aún en las condiciones asfixiantes que provocan las políticas neoliberales- el derecho a que toda la sociedad acceda a una información de calidad, libre y emancipadora. Por eso, alzamos la voz una vez más y aún más fuerte: ¡Cabezas presente! ¡Cabezas presente! ¡Cabezas presente!”, concluyeron desde el SPR.

El hecho ocurrió en 1997, cuando el reportero tenía 35 años y tres hijos pequeños. Cabezas estaba cubriendo la temporada en Pinamar, cuando fue secuestrado, golpeado y asesinado de dos balazos, en la nuca. Con las horas se conocieron más detalles sobre sus últimos minutos que estremecieron: había sido esposado al volante del Ford Fiesta blanco, alquilado para trabajar, que fue prendido fuego y su cuerpo carbonizado allí.

En el caso fue clave la repercusión y condena que despertó en la sociedad. Actos en todo el país, repudios y solidaridad internacional, y la enorme presión social fueron fundamentales para que la investigación avanzara. La leyenda: No se olviden de Cabezas se instaló con una fuerza inusitada. El caso se convirtió en un escándalo político.

Con los días y cada vez con más fuerza, empezó a sonar un nombre en el caso: el de Alfredo Yabrán, el empresario postal que el ministro Domingo Cavallo había denunciado en el Congreso, tres años antes, como símbolo de la mafia. Aquel día de 1995, Cavallo lo sacó del anonimato y poco después, Cabezas le puso un rostro a ese hombre, que hasta entonces era un absoluto misterio. El reportero lo fotografió caminando por la playa de Pinamar y selló su destino. En 1998, tras 16 meses de investigación, Yabrán se suicidó con un disparo de escopeta en la boca.

Hoy, la comunidad periodística y de la comunicación recuerda a Cabezas por su valentía y su deber de informar a la sociedad; lo recuerda como un icono de la defensa de la libertad de expresión, del rechazo a la censura y la lucha contra la corrupción. Hoy, más que nunca, en plena guerra contra la desinformación y las fake news, “no se olviden de Cabezas”.

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