El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se desplazó a la sede del Centro Nacional de Prevención de Desastres para monitorear la situación. Allí precisó en un mensaje a los medios que este sismo tiene una magnitud similar a uno registrado en 1932 y fue mayor al de 1985, de 8,1 grados y que dejó miles de muertos y desaparecidos en Ciudad de México, pero que tuvo menor impacto porque tuvo lugar en una zona más alejada del centro del país.

Peña Nieto llamó a no bajar la guardia porque se pueden producir fuertes réplicas, aunque un tanto menores. Hasta el momento se han producido 65 réplicas, la mayor de 6,1. El terremoto afectó a al menos una decena de estados del sur y centro de México, por lo que hasta 50 millones de personas -casi la mitad de la población- pudo sentirlo, según el mandatario.

El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, indicó que diez de las muertes se produjeron en Oaxaca, tres en Chiapas y dos más en Tabasco. Apuntó que en la zona de Juchitán, Oaxaca, hay informaciones de casas derrumbadas con personas en el interior, pero dijo que no ofrecerán cifras oficiales hasta que el Ministerio Público, junto con los titulares de Protección Civil de los estados, confirme las víctimas mortales.

Las muertes fueron productos de derrumbes que asolaron varias localidades, incluidas San Cristóbal de las Casas. En Tabasco, falleció también un recién nacido, al quedar sin corriente eléctrica el respirador al que estaba conectado. Las clases fueron suspendidas en una decena de estados, incluida la capital, para proceder a una revisión estructural de las escuelas.

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