En 2015 murieron en la Argentina 3.533 adolescentes de entre 10 y 19 años. Un informe de la Unicef reveló las causas y trazó una línea de acciones a seguir para intentar reducir esa alta mortalidad.
De acuerdo con el documento, que se presentó en el Centro Cultural Recoleta, la mortalidad entre los varones es dos veces más alta que entre las mujeres y que 6 de cada 10 decesos de adolescentes se debe a causas externas, entre las que se destacan los accidentes de tránsito (asociado a conductas de riesgo como la ingesta de alcohol y sustancias), los suicidios y las agresiones.
En relación a los suicidios, se registraron 138 casos durante 2015, y de ese total, tres de cada cuatro correspondieron a varones.
De hecho, la tasa trienal de mortalidad de adolescentes por esta causa pasó de 2,5 de cada 100.000 entre 1990 a 1992, a 6,9 entre 2013 y 2015, según datos del Ministerio de Salud de la Nación incluidos en el documento.
A su vez, el documento reveló que la mitad de la población escolar de nivel medio había consumido alcohol en el último mes, según datos del Observatorio Argentino de Drogas, realizado en 2014.
De acuerdo con Unicef, el incremento de conductas de riesgo, muertes autoprovocadas y violencia «apuntan a problemas complejos que afectan a la salud y el bienestar de los adolescentes y que es preciso abordar desde una perspectiva intersectorial».
Por otra parte, el informe citó datos de la Encuesta Mundial de Salud Escolar, que reveló que en el país uno de cada cuatro adolescentes de entre 13 a 15 años tenía sobrepeso y uno de cada 17, obesidad.
Entre las recomendaciones que brindó el organismo para revertir estos problemas están:
• Fomentar políticas públicas de promoción de la salud y prevención de riesgos específicos.
• Garantizar servicios de salud adecuados de calidad y oportunos (atención en autonomía, confidencialidad, garantía de derechos y canasta básica de prestaciones para adolescentes), con enfoque intersectorial y de equidad de género.
• Fomentar espacios de participación adolescente para que puedan manifestar sus opiniones y puntos de vista en relación con su cuidado y bienestar, y que estas opiniones sean tenidas en cuenta para la implementación de políticas públicas de salud.